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Las nuevas tecnologías que están surgiendo son un importante avance en lo que el consumo y producción de recursos se refiere. Según un estudio de McKinsey Global Institute (MGI), se podría ahorrar a la economía mundial entre 900.000 millones y 1,6 billones de dólares utilizando los últimos avances tecnológicos.

Y es que los cambios los cambios tecnológicos podrían reducir la intensidad energética (la cantidad de energía consumida por cada unidad de producto) y aumentaría su eficiencia, lo que elevaría la productividad energética entre un 40 % y un 70 % en 2035, según recoge la agencia Efe.

La bajada de la demanda del petróleo ahorrará entre 150.000 millones y 280.000 millones de dólares (entre 141.000 millones y 263.000 millones de euros).

El MGI prevé que las energías renovables serán más baratas y competitivas, lo que permitirá reducir el consumo de los combustibles fósiles.

El director de MGI en Shanghái, Jonathan Woetzel, ha señalado que la economía global tiene la oportunidad de ahorrar en energía si adopta “el cambio tecnológico”.

La tecnología, según el estudio de MGI, facilitará la apertura de minas y pozos que antes eran inaccesibles, lo que aumentará la posibilidad de extraer recursos.

Concretamente, el informe plantea dos escenarios posibles para esta evolución: una moderada, que asume una mejor productividad energética, y una “acelerada”, con un ritmo más rápido de adopción de tecnologías.

Estas tendencias afectarán al desarrollo de los principales productos básicos: petróleo, carbón, gas natural o cobre. La demanda de petróleo, carbón térmico y mineral de hierro podría alcanzar un pico antes de 2035, según el escenario de aceleración tecnológica del informe.

 

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