Internet alta velocidad

Las diferencias en el acceso a las comunicaciones y a la tecnología entre las áreas urbanas y las zonas rurales marca la división entre una España tecnológica o conectada y una España más atrasada. Actualmente, el 23 por ciento de la población española vive en municipios de menos de 10.000 habitantes, es decir, en zonas rurales, lo que supone más de 11 millones de personas que a menudo tienen que conformarse con una velocidad de Internet inferior y con un acceso más tardío a las novedades tecnológicas

Según ha recogido un estudio realizado por Kelisto.es, solo una compañía ofrece cobertura total en Internet en el territorio español: Movistar cubre el 100 por ciento del territorio, porque la operadora es la prestadora (al menos hasta 2016) del llamado Servicio Universal impuesto por el ministerio de Industria, Energía y Turismo y que le obliga a dar al menos 1 mega de velocidad en banda ancha a cualquier potencial usuario en cualquier lugar de España.

Esta velocidad de conexión está todavía lejos de las promesas que se habían ido haciendo en los diferentes debates sobre digitalización de la sociedad y en los mínimos establecidos por la Agenda Digital europea. El objetivo para 2020 de Europa es que cualquier ciudadano de la Unión Europea pueda acceder a una oferta con un mínimo de 30 megas. O lo que es lo mismo: 30 veces más que lo que da en realidad el servicio universal.

A excepción de Movistar, ninguna compañía llega con la banda ancha a la totalidad del territorio. El ADSL de Orange, por ejemplo, llega de forma directa al 76 por ciento de los hogares con velocidades de hasta 10 Mbps. Jazztel, por su parte, tiene una cobertura del territorio del 75 por ciento, aunque están haciendo esfuerzos para aumentar sus centros ULL (es decir, aquellos centros de red a los que llega la red de Jazztel).

La infraestructura de fibra óptica solo llega a donde hay grandes ratios de población. Para establecer una red de ADSL, las operadoras no tienen que crear una infraestructura nueva, ya existe una red a la que pueden acceder en servicio mayorista Pero en el caso de la fibra hay que hacer todo de cero.

Conectar un domicilio en una ciudad sale por 3.000 euros, según las cifras que ha ofrecido la cablera R, y en el medio rural la cantidad se multiplica «por mucho». La población está más dispersa y mucho más alejada de las centrales de red (lo que hace que haya que crear una infraestructura para garantizar que se mantendrán las velocidades de navegación).

Ono, la principal cablera de España, no llega más allá de las ciudades. «Ono no ofrece conexión a Internet en zonas rurales», han explicado desde la compañía a través de un correo electrónico. «Tenemos cobertura en los principales núcleos urbanos». Según las cifras que nos facilitan, llegan a 7 millones de hogares con su red propia, lo que supone «un 50 por ciento de los hogares españoles». Y fuera de esa ecuación quedan todos los municipios de la España rural.

Las demás operadoras están empezando por las zonas más pobladas. Desde Movistar han explicado que es una decisión tomada «por razones obvias de eficiencia». La fibra óptica de Orange está disponible en 12 ciudades y las de Jazztel o Vodafone también están limitadas a grandes ciudades.

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