Todo es bueno para tratar de frenar una enfermedad. Hay quien piensa, de hecho, que los videojuegos pueden ser un buen remedio contra los males físicos o psicológicos que nos afectan. Si los juegos nos hacen la vida más llevadera, ¿por qué no explorar en sus propiedades terapéuticas? Esto es lo que están pensando diversos investigadores y compañías comerciales.
Una de estas compañías es Akili Interactive Labs, una empresa dedicada a la medicina basada en medios digitales. Su especialiación es el desarrollo de los videojuegos con fines terapéuticos. El proyecto en el que está involucrada Akili es un videojuego para combatir el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención por Hiperactividad), una affeción con un gran prevalencia entre los niños de las sociedades occidentales contemporáneas, que a veces, todo hay que decirlo, no son más que falsos positivos.
El TDAH es un trastorno que afecta al desarrollo neurológico del niño y se manifiesta a través de síntomas como la hiperactividad, la conducta impulsiva, la tendencia a la distracción y la inestabilidad emocional. La idea es que los juegos pueden mitigar en cierto modo los efectos del TDAH gracias a su capacidad para absorber nuestra atención.
Akili se encuentra actualmente realizando los trámites burocráticos necesarios para que la FDA (Food and Drug Administration) dé el visto bueno a la comercialización de su nuevo videojuego, lo que implicaría el reconocimiento de que este software tiene realmente virtudes terapéuticas.
El desarrollador alega que su videojuego se basa en un estudio clínico en el que participaron 348 niños, todos ellos pacientes de TDAH, con edades comprendidas entre los 8 y los 12 años de edad. De acuerdo con dicho estudio, los niños mejoraron en términos de autocontrol y curiosidad después de jugar media hora al día durante cinco días a la semana. Según Eddie Martucci, CEO de Akili, “estamos dirigiéndonos de manera directa a las vías neurológicas clave que controlan la curiosidad y la impulsividad”.
