La empresa espacial Thales Alenia ha desarrollado un zepelín de grandes dimensiones que iniciará su primer vuelo en 2022 alimentado con energía solar y admitirá multitud de aplicaciones: desde telecomunicaciones a misiones de paz.
La aeronave de Thales Alenia ha recibido el nombre de Stratobus, y recuerda a los antiguos zepelines, aunque es un dirigible adscrito a la categoría de pseudo-satélite de alta altitud (HAPS) de grandes dimensiones: 115 metros de longitud -un campo de fútbol tiene 110 metros- y 34 metros de diámetro.
En su desarrollo participan varias empresas, aunque está liderado por Thales Alenia Space, cuenta con participación española, y podría ser construido en el sur de Francia, en la base de producción de la compañía.
La aeronave, por el que han mostrado interés administraciones públicas y compañías de telecomunicaciones, flota a 20 kilómetros de la superficie terrestre, en la capa baja de la estratosfera, por encima de los vuelos comerciales y de las corrientes de chorro -vientos fuertes.
Su mayor virtud es su capacidad de quedarse “quieto vigilando un área determinada” durante mucho tiempo, algo que no puede hacer un dron ni un satélite, explicó hoy durante su presentación el director de relaciones instituciones de la empresa espacial, José Antonio Álvarez de Arcaya.
En 2019 se construirá un prototipo a escala -más pequeño, de unos 40 metros de longitud- y el vuelo del primer prototipo está previsto para principios de 2022. La comercialización de la aeronave -venta y alquiler de servicios- será a finales de ese año.
La aeronave lleva una goleta con capacidad de 250 kilos que va equipada en función de la misión a desarrollar (sensor óptico, radar, infrarrojo o híper espectral).
Esto es lo que dota al “Stratobus” de versatilidad: puede monitorizar la contaminación de una ciudad, vigilar fronteras, controlar espacios marítimos, colaborar en el control de incendios o funcionar como un repetidor de telecomunicaciones, para dar por ejemplo servicio a zonas que en verano experimentan un incremento de la población de manera significativa.
Puede cubrir un horizonte terrestre de hasta 500 kilómetros de radio (800.000 kilómetros cuadrados) y está diseñado para tener una autonomía de diez años, con un mantenimiento de una vez al año.
La aeronave es capaz de contrarrestar vientos de hasta 90 kilómetros por hora para quedarse quieta y desarrollar su misión. Se mueve por la energía solar que capta su cubierta móvil de células fotovoltaicas, que se mueve para captar mejor los rayos del sol.
Este dirigible, que no está diseñado para zonas de conflicto ya que puede ser derribado por un misil, es capaz de despegar y alcanzar la estratosfera en 4 horas y desplazarse por sus propios medios hasta la zona escogida para su misión.
El sector de los dirigibles está experimentando un auge en los últimos años –Google tiene su propio proyecto de globos para llevar internet a zonas remotas de África- pero la compañía asegura que no existen un aparato similar en el mercado.