Un grupo de astrónomos estadounidenses ha descubierto un par de agujeros negros supermasivos. Según los científicos, este hallazgo puede aportar nuevos elementos juicios para comprender de una vez por todas la naturaleza de este extraño fenómenos astronómico.
El descubrimiento se ha producido por lo que habitualmente se conoce en ciencia como serendipia: los científicos siguen el rastro de un fenómenos natural, pero, de manera inesperada, se topan con otro tipo de fenómeno insospechado. Así ocurrió en esta ocasión, en efecto. El grupo de astrónomos iba a la caza de una estrella en la galaxia de Andrómeda, cuando encontraron este par de agujeros negros.
Las observaciones se han contrastado desde distintos puntos terrestres: el Observatorio del Monte de Palomar en California, el Observatorio Gemini-North en Hawai y el Observatorio de Rayos X Chandra de la NASA.
Trevor Dorn-Wallestein, investigador de la Universidad de Washington en el estado de Oregón y miembro del equipo de astrónomos implicados, ha contado lo ocurrido de la siguiente manera: “Estábamos a la busca de un tipo específicos de estrella en la galaxia de Andrómeda m31 y pensábamos haber encontrado una. Nos sorprendió entonces ver que etabamos ante una cosa muy extraña”.
Sobre los agujeros negros avistados aún no sabemos gran cosa. Podemos decir, eso sí, que tienen aproximadamente 200 millones de veces el tamaño del Sol. Además, se cree que distan unos 2.600 millones de años luz de la Tierra y 2,5 millones de años luz de Andrómeda.
Un hecho importantísimo que puede ayudar a entender el fenómeno de los agujeros negros es el descubrimiento de que estos dos casos se mueven siguiendo una órbita, algo que hasta ahora era desconocido por parte de los astrónomos.
Interesa añadir, además, que los dos agujeros negros forman un sistema. Uno se encuentra respecto del otro a apenas una centésima de año luz. Por ello, se considera que pueden tener un mismo origen.
