Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología en la Universidad Autónoma de Barcelona, acaba de publicar un libro titulado “La fábrica de las ilusiones”, en el que trata de dar respuesta a algunas preguntas que muchas personas se hacen cuando piensan en el funcionamiento del cerebro. Una de las conclusiones más llamativas de Mogardo tiene que ver con la tecnología. En su opinión, el uso creciente de la tecnología va a cambiar nuestro cerebro en el sentido de que vamos a tener menos memoria, pero más capacidad de visión.
Según Morgado, el cerebro se caracteriza como una fábrica de ilusiones. El cerebro crea la mente, que a su vez no puede pensar directamente en nada que esté fuera de ella misma. La luz, el color o el sonido no existen fuera de nuestra mente: lo que nosotros percibimos como tales cosas es energía electromagnética o movimientos de partículas y átomos. El cerebro, a través de la actividad neuronal, convierte esos fenómenos naturales en ilusiones como la luz, el color o el sonido.
Por lo que respecta a la tecnología, Morgado señala que no atrofia nuestro cerebro, pero la reconduce gracias a que ahora tenemos la capacidad de canalizar nuestro desarrollo evolutivo. Por ello, según hagamos un uso u otro de la tecnología, así potenciaremos y entorpeceremos unas habilidades cognitivas u otras. Las horas que pasamos delante de las pantallas de móviles, tablets y ordenadores, por ejemplo, van a hacer que la visión se convierta en un sentido susceptible de evolucionar permanentemente. Por el contrario, si el uso de los móviles y de los ordenadores nos exime de ejercer la memoria, esta capacidad cognitiva va a sufrir un retraso en el proceso evolutivo.
Así y todo, el psicobiólogo advierte de que estos cambios en nuestro cerebro se enmarcan en el largo plazo. Para notarlos debemos situarnos en plazos de millones de años.
Morgado afirma, en resumen, que conceptos abstractos como el amor, la felicidad, el estrés y algunas otras enfermedades se explican atendiendo al comportamiento de nuestras neuronas.
