Toroweap Point, Grand Canyon National Park, Arizona, USA

Según investigadores de la Universidad de Colorado y del Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, incluso las áreas protegidas del país como los parques nacionales están empezando a registrar niveles de contaminación acústica superiores a los habituales como consecuencia de la actividad humana.

Así, según los investigadores, la contaminación acústica por actividades humanas es el doble de la de los sonidos de fondo en el 63 % de las 492 áreas protegidas analizadas.

Rachel Buxton, autora principal del estudio e investigadora de la Facultad de Recursos Naturales de la Universidad de Colorado ha afirmado que “Estos niveles de ruido que encontramos pueden ser dañinos para las experiencias de los visitantes, así como para la salud humana y la vida salvaje”.

Además ha señalado que es necesario“proteger estas importantes fuentes acústicas naturales a medida que el desarrollo y el proceso de conversión de tierras avanza es fundamental si queremos preservar el carácter de estas áreas protegidas”.

Buxton agregó que hay que “prestar atención a los sonidos que escuchamos en la naturaleza -el fluir de un río, el viento entre los árboles, los cánticos de los pájaros- ya que son tan magníficos como los paisajes visuales, y merecen ser protegidos”. Entre las especies en peligro de extinción que se han visto afectadas, los científicos destacaron la salamandra de San Marcos y la rata canguro de San Bernardino.

 

 

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