El servicio de música en streaming, Grooveshark, ha decidido cerrar tras las presiones ejercidas por la organización encargada de gestionar los derechos de autor en Alemania (GEMA).
Grooveshark, que recientemente ha lanzado su nueva aplicación web HTML5 que permite a los propietarios de smartphones y tablets acceder al servicio, ahora muestra una notificación de cierre en su sitio web para los usuarios alemanes.
En dicha notificación Grooveshark anima a los usuarios a escribir a GEMA para expresar sus quejas, mientras tanto, recomienda a los usuarios que prueben un sitio web de música alemana similar llamado Simfy. Sin embargo el acceso gratuito a los usuarios se limita a cinco horas por mes, y una cuenta Premium cuesta cinco euros por mes.
La compañía también permite y recomienda a los usuarios la exportación de la música que ellos mismos subieron al servidor, proporcionando un enlace en su página web para acceder a una herramienta de exportación de música.
GEMA representa a más de 60.000 artistas, compositores y editores, protegiendo a más de un millón de propietarios de derechos de autor en todo el mundo y ha estado en las noticias antes por poner otro tipo de limitaciones en los servicios web. En 2009, la organización pidió a Google el pago de una comisión o canon de doce céntimos de euros por cada vídeo que fuera reproducido en YouTube. Google se negó, y desde entonces los usuarios alemanes no pueden acceder a la mayoría de vídeos, o lo hacen de forma muy limitada.
Por su parte, Grooveshark había sido anteriormente denunciado por Universal Music Group por subir pistas de forma ilegal y compartirlas con todo el mundo. Pero todavía no se sabe la decisión o medida que ha tomado Grooveshark al respecto.
La compañía también tuvo un conflicto con EMI, ya que Grooveshark habría roto un contrato firmado en 2009 por las dos compañías y por el que le debe alrededor de 117.000 euros.
Además de esta nueva reclamación emitida por EMI y del conflicto con Universal, Grooveshark ha tenido problemas con otras compañías como Sony Music y Warner Music Group, que se han unido al reclamo original de Universal.
