El proyecto de la gigantesca biblioteca digital de Google superó el último obstáculo el lunes, luego de que la Suprema Corte de Justicia estadounidense rechazara la apelación que alegaba violación de la ley de derechos de autor.
El máximo tribunal estadounidense rechazó sin formular comentarios una petición de la Asociación de Autores para que considerara la apelación contra una decisión adoptada en 2013 por un tribunal federal, vista como un punto de referencia sobre derechos de autor en la era digital.
Durante la búsque en Google Books se encuentra información básica como título, autor, bibliografía básica, fecha de publicación, editorial. En algunos casos también se encuentran citas y en muchos casos existen links que redireccionan a librerías o a editoriales en las cuales se pueden adquirir los textos. Si son libros de dominio público que ya no están bajo el derecho de autor, es posible bajarlos o leerlos en su versión PDF, disponible para la impresión.
Los asociados
Google trabaja con más de 40 bibliotecas alrededor del mundo con la idea de digitalizar sus colecciones y hacerlas accesibles a los usuarios.
“El usuario tendrá una guía para encontrar libros en las bibliotecas locales, también servirá para que puedan llegar hasta las editoriales y los vendedores de libros. Los libros de dominio público estarán más disponibles”, sostiene Sidney Verba, director de la biblioteca de la Universidad de Harvard, en la página principal del proyecto. Johanna Rachinger, directora de la Biblioteca Nacional de Austria, asegura -dentro de los testimonios recogidos por Google- que el proyecto es un importante paso para democratizar el conocimiento.
Desde la Complutense encuentran que Google Books da la posibilidad a los usuarios de tener acceso a su colección que antes solo estaba disponible para quien podía viajar hasta la biblioteca de la universidad. “Las oportunidades para la educación son fenomenales y estamos encantados de trabajar con Google en este proyecto”, destaca el catedrático Carlos Berzosa.
Forman parte del proyecto las bibliotecas públicas y estatales de Austria, Lyon, Cataluña, Bavaria; además de las colecciones de las universidades de Columbia, Cornell, Ghent, Harvard, Keio, California, Oxford, Princeton, Stanford, Complutense de Madrid, de Lausanne, Virginia, Austin, Wisconsin, Michigan.
