Que Google controla y filtra selectivamente nuestras búsquedas solo puede ser un secreto para los más ingenuos internautas. La popularidad de Google lo ha convertido en un estándar de nuestra navegación en la web. Hasta tal punto es así que hemos acuñado la palabra “googlear” y prácticamente la totalidad del usuario común utiliza este buscador en lugar de otros.
Pero hay que tener en cuenta que Google nunca nos devuelve los resultados de búsqueda como si fuera un archivero inocente. De hecho, de un tiempo acá, no son pocas las instituciones públicas y las empresas privadas, grandes y pequeñas, que cargan las tintas contra el gigante de Mountain Valley.
Uno de los mecanismos que utiliza Google para filtrar nuestras consultas es la llamada búsqueda personalizada. Sin embargo, los resultados arrojados por Google están lejos de ser neutros. Google guarda constancia de las páginas que hemos visitado y de los enlaces que hemos atravesado con el fin de parametrizar nuestras siguientes búsquedas. ¿Esta práctica vulnera nuestra privacidad o hace más eficientes nuestras búsquedas? Lo importante, por encima de todo tipo de juicios de valor, es que el usuario sea consciente de que Google opera de esta manera.
Lo cierto es que algunos internautas pueden sentirse manipulados, mientras que otros pueden considerar que el proceder de Google implica un abuso de poder. En 2010 la UE empezó a investigar a Google y a día de hoy, la acusación de que Google ofrece un acceso más inmediato a sus socios sigue en pie. De ser así, esto supondría que el gigante informático está priorizando sus productos y los de sus parteners en prejuicio de los competidores.
Google, por su parte, niega que exista monopolio y sigue reivindicándose como un buscador respetuoso con los requisitos de privacidad y transparencia.
Desde hace un tiempo, Google lucha contra los portales donde se ofrecen descargas ilícitas de películas, música y otros materiales protegidos con copyright. Estos lugares son desfavorecidos en las búsquedas a nivel SEO.
