gimnasios para comunidades de vecinos

Los gimnasios para comunidades de vecinos son una gran solución para dar vida a los espacios vacíos que existen en un edificio, ya que no solo da vida a la comunidad, sino que además promueve la interacción entre vecinos y un estilo de vida más saludable.

Sin embargo, en muchas vecindades se muestran reticentes a la hora de montar un gimnasio porque piensan que se necesita invertir demasiado tiempo y esfuerzo para planearlo todo. A continuación os ofrecemos unas pautas para que montar gimnasios para comunidades de vecinos no sea un quebradero de cabeza.

En primer lugar, para que el gimnasio se construya es necesario que sea aprobado en una junta de propietarios. En la reunión en la que se presente y se vote la propuesta es aconsejable llevar algún presupuesto o presentar algunas ideas concretas sobre cómo será el gimnasio. Es importante estudiar bien el caso previamente, los gimnasios para comunidades de vecinos no necesitan  una licencia para su apertura, sin embargo, en algunos municipios es necesaria la insonorización, por lo que hace falta consultar en el Ayuntamiento.

Una vez introducida la idea, es necesario que la propuesta sea aprobada por los propietarios de la comunidad. Para ello se hará una votación, y en ella el gimnasio necesita ser aprobado con mayoría simple. Sin embargo, si la instalación conlleva la implantación de aparatos fijos que no se puedan mover de la sala, la propuesta necesitaría 3/5 de los votos para seguir adelante, aunque la maquinaria de gimnasio que se emplea en los gimnasios para comunidades de vecinos muy rara vez incluye elementos fijos.

Cuando la idea ya ha sido aprobada se procede a hacer el presupuesto. Este punto es fundamental, ya que si el gasto supera tres mensualidades ordinarias de gastos comunes los propietarios que votaron en contra de la instalación del gimnasio estarán exentos de pagar tanto la obra de instalación como los gastos posteriores de mantenimiento. Por ello es importante planificar bien el presupuesto y contactar con un distribuidor de equipamiento de fitness cuyo material se ajuste al presupuesto.

Tras comprar el material y acondicionar la sala el gimnasio de la comunidad de vecinos ya estará listo para que todos lo puedan disfrutar.

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