En los últimos días adquirió gran notoriedad una aplicación denominada Ghosty, disponible en la tienda de aplicaciones Google Play, gracias a la cual los usuarios podían revisar perfiles privados de otras personas en Instagram. Su fama alcanzó tal punto que los propios directivos de la red social salieron a quejarse de su funcionamiento, y a Google no le quedó más remedio que eliminarla.
Lo curioso del caso es que esta app era capaz de saltarse los permisos concedidos por aquellos clientes de Instagram, incluso en caso de que hubieran denegado el acceso a sus contenidos, entonces visibles desde Ghosty. De más está decir que la existencia de un servicio como éste vulneraba varios de los acuerdos y normativas de uso que Instagram promete a sus usuarios cuando se dan de alta en la app.
¿Cómo funcionaba Ghosty? De una forma al menos irregular, ya que para permitirnos visualizar todos esos contenidos de otro modo inaccesibles, debíamos invitar a alguien a que la descargue e instale en su terminal. Una vez culminado ese proceso de afiliación de una segunda persona, podíamos ver todas las publicaciones de quienes en realidad nunca quisieron que sigamos sus posteos.
Cuando Instagram se enteró de esta situación, pidió inmediatamente a los desarrolladores de Ghosty que «detuvieran sus actividades», anunciando al mismo tiempo en redes sociales que se encontraban «investigando y planificando medidas adicionales» sobre sus creadores.
De este modo, los ejecutivos de la red social muestran su firme compromiso de transformarla en un sitio mucho más ameno para quienes disfrutan de ella, como mediante la eliminación del conteo de Me Gusta en cada publicación.
