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Un nuevo sensor que diagnostica hemorragias en el estómago y otros problemas gastrointestinales usa bacterias modificadas genéticamente e ingeribles por los humanos, sin que al parecer haya efectos secundarios.

El sensor es un cilindro de aproximadamente 3,8 centímetros de largo, y requiere aproximadamente 13 microvatios de potencia para funcionar. Posee una batería de 2,7 voltios, que podría alimentar el dispositivo durante aproximadamente 45 días de uso continuo.

Los estudios han sido exitosos en cerdos, mediante una investigación desarrollada por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que difundió la revista especializada Science.

Se trata de un sensor biológico, fabricado con componentes electrónicos de muy baja potencia que es capaz de enviar los datos de la respuesta bacteriana a un teléfono inteligente, lo que permite nuevas capacidades de diagnóstico para aplicaciones de salud humana.

El dispositivo responde al hemo, un grupo prostético que forma parte de diversas proteínas, entre las que destaca la hemoglobina.

Los investigadores probaron este sensor ingerible en cerdos y demostraron que podía determinar correctamente si había sangre presente en el estómago y transmitir la información de manera efectiva.

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