Son de todos conocidos los altos niveles de polución que están sufriendo los habitantes de las grandes ciudades chinas. Por ello, este problema atmosférico de causas humanas se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los urbanitas que pueblan el país comunista. Para tratar de paliar esta preocupación ha aparecido el Láser Egg, que se ha convertido en uno de los productos más demandados en las grandes metrópolis del país asiático.
Fabricado por la compañía Origins, con sede en Pekín, el Láser Egg es un dispositivo capaz de medir la calidad del aire y, por tanto, la polución que se respira en el interior de una vivienda. En Pekín es tanta su popularidad que se están empezando a agotar las existencias en los establecimientos comerciales. Desde su aparición, hace seis meses, el aparato ha pasado a ser un elemento casi imprescindible en los hogares de la capital china y otras grandes ciudades del país.
El Láser Egg, que se alimenta gracias a una batería recargable y tiene un tamaño bastante pequeño: puede sostenerse en la palma de una mano, recibe este nombre por su aspecto ya que semeja la silueta de un huevo cortado por la mitad. El artilugio cuenta con una especie de ventilador diminuto que atrapa una porción del aire. A través de un rayo láser detecta y cuenta las partículas presentes en esa porción de aire. Los resultados, finalmente, son mostrados en el display del huevo, que se muestra permanentemente.
Lo cierto es que las diferencias de polución entre una habitación y otra de la misma vivienda pueden variar notablemente. Esto se explica por las corrientes de aire.
El precio del Láser Egg es de 499 yuanes, es decir, unos 70,5 euros. Las existencias se agotaron con motivo de la alerta roja por contaminación que se vivió en Pekín el pasado 8 de diciembre y que se prolongó a lo largo de tres días.
