Un grupo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Eindhoven (Países Bajos), capitaneado por Han Gao, un estudiante de doctorado, ha creado un chip del tamaño más pequeño del mundo que funciona como un sensor de la temperatura y que no necesita estar conectado a ninguna fuente de alimentación, puesto que adquiere su energía a través de wifi.
El chip mide apenas dos milímetros cuadrados y tiene el peso de un grano de sal. Pero puede que el rasgo más característico de este invento sea su autonomía, ya que no necesita de cables para alimentarse. Solo requiere estar conectado a una red wifi para recibir energía. Por increíble que parezca, a pesar de ser diminuto, alberga una antena y un router para recibir y procesar la señal.
La utilidad de este chip se va a apreciar especialmente en la domótica y, para más señas, en la medición de la eficiencia del aire acondicionado o de la calefacción en aquellas casas en las que esté instalado. Pero está claro que también será útil para medir la temperatura de la maquinaria o de todos los artefactos cuya temperatura necesitamos conocer por algún motivo. Incluso puede utilizarse para medir los grados que tiene el cuerpo de una persona. Los creadores han afirmado que el chip puede reprogramarse de manera que, en lugar de medir la temperatura, detecte y cuantifique otros factores como la luz, el calor, la humedad o la proximidad de otros objetos.
Como todos sabemos, la red wifi está diseñada para transmitir información y no energía. Por ello, los desarrolladores del chip tuvieron que modificar el haz de transferencia para hacerlo más estrecho a la vez que lo enfocaron directamente sobre el dispositivo. Para ello, la base emisora del wifi ha tenido que ser construido siguiendo unos patrones particulares convirtiéndolo en una estación más sensible, que pudiera recibir la pequeña señal emitida por el chip.
