iCar de Apple

Empezar a escribir en el teclado y ver la pantalla retina del nuevo MacBook tan solo un día después de ser anunciado en el evento especial de Apple del 9 de marzo me resultó extraño. Como medio digital, estamos acostumbrados a esperar días, a veces semanas, antes de poder probar productos anunciados por la compañía.

Pero algunas cosas están cambiando dentro de la empresa, algunos pequeños detalles en que las relaciones públicas se están llevando a cabo, especialmente de manera global, empiezan a cambiar. Algunos imperceptibles y otros tal vez de fondo que ahora permiten la posibilidad de analizar con toda tranquilidad, las novedades y las nuevas propuestas presentadas por Apple.

Así que ahí tenía en frente mío, una nuevo MacBook de color dorado (¿o es azul?) de 12 pulgadas, extremadamente fino, sumamente ligero que por momentos parece más el hermano de un iPad Air 2 que de un MacBook Air. Se comentó durante la presentación, pero la inspiración de las tablets en el nuevo portátil son tanto en lo evidente como en lo que no es perceptible en un video o en una foto: su peso, su balance, cómo se siente en la mano, cómo no se ven los pixeles en la pantalla, inclusive por dentro, en la forma en que han aprovechado el espacio para ocuparla por baterías.

Cerrado sobre una mesa, cuando la abres, subiendo la pantalla, la base no se levanta, se mantiene firme sobre la superficie horizontal. Es el primer pequeño gran detalle que marca la inmensa diferencia entre lo que hace Apple en comparación al resto de la industria. No tienes que sostener con tu mano la base del portátil, simplemente se abre.

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