La Comisión Europea ha aprobado la oferta de 9.480 millones de euros de la compañía estadounidense Google para adquirir la propiedad del fabricante de teléfonos Motorola. De esta forma, Bruselas considera que la operación no tendrá un impacto negativo sobre la competencia en el mercado de ‘tablets’ o teléfonos inteligentes de la UE.
«Hemos autorizado la compra de Motorola Mobility por parte de Google porque, tras un examen minucioso, hemos concluido que no plantea ningún problema de competencia», ha dicho el vicepresidente del Ejecutivo comunitario y responsable de Competencia, Joaquín Almunia, en un comunicado.
A pesar de ello, Almunia ha asegurado que la Comisión «continuará vigilando de cerca el comportamiento de los actores activos en el sector y, en particular, el uso cada vez más estratégico que se hace de las patentes».
Bruselas ha examinado si existe el riesgo de que Google impida a los rivales de Motorola utilizar su sistema operativo para móviles Android, uno de los más populares en el mercado. La investigación ha demostrado que Android contribuye a expandir el resto de servicios de Google, por lo que es poco probable que el buscador reserve su uso a Motorola, que tiene una escasa cuota de mercado en el espacio económico europeo.
Motorola controla, al igual que otros actores del mercado, varias patentes indispensables para el funcionamiento de las normas de telecomunicaciones 3G o 4G, que tienen según Bruselas una importancia «fundamental» para las empresas activas en el mercado de teléfonos inteligentes. El Ejecutivo comunitario ha concluido sin embargo que la operación no modificará la situación existente en el mercado.
Finalmente, la Comisión ha analizado además si Google estará en disposición de servirse de estas patentes esenciales que controla Motorola para dar un trato preferente a sus servicios, especialmente de búsqueda y publicidad. La conclusión es que Google dispone ya de numerosos medios para incitar a sus clientes a utilizar estos servicios y que la compra de Motorola no aporta ningún gran cambio a este respecto.
Por todos estos motivos, Bruselas ha concluido que la operación no dificultará de forma significativa la competencia en el espacio económico europeo. La decisión no prejuzga posibles problemas de competencia que pueda provocar el uso de patentes esenciales ligadas a normas de telecomunicaciones en el mercado. Pero estos problemas no serían imputables específicamente, según la Comisión, a la operación.