Investigadores suizos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana han creado un chip que, alojado bajo nuestra piel, nos ofrece información sobre parámetros relativos a nuestro estado de salud. Este chip biosensor, que tiene un centímetro de anchura, se alimenta por su propia cuenta y funciona de manera autónoma.
Algunos de los parámetros que puede medir el chip son el colesterol, el lactato, la glucosa, el PH y la temperatura corporal. El chip consta de un conjunto de sensores electroquímicos que no requieren la interacción con enzimas para funcionar durante días e incluso semanas.
Los tres componentes básicos del chip son: una unidad que registra y clasifica las señales de entrada, un módulo de radiotransmisión por bluetooth para comunicar con los equipos informáticos de los científicos y el mencionado circuito de sensores. Así mismo, el chip se alimenta a través de una batería externa que engancha con una bobina cubierta por un parche bajo la piel. Todo ello cabe en lo que ocupa una simple tirita.
Las pruebas con ratones en el Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Bellizona, en Suiza, han tenido resultados positivos que acreditan la eficacia del chip. Los investigadores han podido monitorizar los niveles de glucosa de los ratones sin necesidad de emplear un solo cable de alambre.
De acuerdo con el procedimiento de los ensayos clínicos, las pruebas con seres humanos tendrán que esperar entre tres y cinco años, pero las expectativas son grandes, especialmente por el hecho de que la técnica es escasamente invasiva, dado que la implantación del chip no penetra más que unos milímetros debajo de la epidermis.
Según el doctor Carrara, uno de los investigadores principales del proyecto, tecnología médica como este chip ayuda a alcanzar los niveles de medicina precisa y personalizada a la que aspiran los profesionales de hoy en día.
