El marcapasos más pequeño del mundo fue colocado a un chileno, en Santiago. El aparato, que cumple todas las funciones necesarias, mide apenas 2,5 centímetros y no pesa más de dos gramos.
El objetivo de un marcapasos es detectar latidos cardíacos y percibir cuándo el corazón late de manera irregular, para entonces enviar una señal a su usuario y que se estabilice. Se implantan bajo la piel y pueden ser transcutáneos o transvenosos.
Y cada vez son dispositivos más pequeños. Medios chilenos informaron que el hombre al que le implantaron el de 2,5 centímetros es el primer latinoamericano en recibirlo. Su ínfimo tamaño aloja titanio y un electrodo en la punta, por donde emite impulsos eléctricos.
El espacio alcanza para una batería, igualmente diminuta y, en esta versión, no hay cables que aumenten el riesgo de infecciones.
Tras la implantación del marcapasos, en una intervención quirúrgica rápida, el paciente chileno se recuperó el mismo día, con una pequeña herida en la región inguinal.
