Descubierto cerca de sesenta años, los Manuescritos del Mar Muerto son uno de los registros escritos más importantes de la humanidad. Su tiempo era en proximidad al siglo I a.C. y el siglo I d. C. y se refieren principalmente a cuestiones religiosas. Después de más de dos milenios de la escritura, los Manuescritos del Mar Muerto (descubierto por casualidad en 1947 para financiar una cueva en la Ribera Occidental), han sido preparados para enfrentar los avances tecnológicos de la actualidad y se encuentran disponibles en línea en versiones digitales de acceso público.
Esto ha sido posible debido a la colaboración entre Google y el Museo Nacional de Israel, la publicación de los mismos es un paso importante hacia la digitalización de textos antiguos. A través del monitor de su ordenador, será posible dar un salto en los últimos 2 mil años, viajando en el tiempo para admirar las obras de excepcional importancia. Con solo un click es posible ampliar y realizar cualquiera de las imágenes que se muestran en la pantalla, mientras que también se podrá obtener una traducción del pasaje al Inglés.
Entre los cinco Manuescritos tomados por Google para publicarlos oline, está el libro de Isaías, el texto redactado en el siglo V aC y tomado por los fieles de la religión cristiana y judía. Aunque estos textos estarán disponible para todo el mundo a través de una página web específica, sus ediciones originales se conservan en los archivos del museo, con estrictas medidas de seguridad que garantizan su seguridad.
Yossi Matias, director del team R&D de Google en Israel, lo describió como «una gran oportunidad cultural», que se pondrá a disposición online y que son de un valor inestimable. Una oportunidad que también es un nuevo ejemplo de cómo la tecnología puede ser profundamente útil a la cultura cuando se trata de material que data de decenas de siglos atrás, permitiendo a cualquier usuario de Internet para tener acceso a una especie de biblioteca digital, que contiene tanto textos más recientes como aquellos que la historia nos ha legado.
Teresa A.