Una de las cosas más habituales que traduce un traductor jurado o traductor oficial es la Apostilla, por eso no está de más que el traductor jurado tenga algunos conocimientos básicos sobre su función.
Mediante la Apostilla, la autoridad del Estado origen del documento certifica que las firmas que en él aparecen son auténticas y que los firmantes tienen el poder de «autoridad pública». De este modo ya no hace falta la legalización firma por firma del documento original.
Además, el traductor jurado debe saber que la Apostilla se redacta en el idioma oficial de la autoridad que lo emite. Independientemente de esto, al realizar la traducción jurada, debe respetarse en francés la fórmula: «Apostille (Convention de La Haye du 5 de octobre 1961)».
Los documentos públicos que deben llevar Apostilla y de los que se debe hacer junto con ella, la correspondiente traducción jurada son: documentos provenientes de una autoridad o funcionario relacionados con los tribunales del Estado; documentos administrativos; declaraciones oficiales y actas notariales.